Las emociones están presentes en nuestras vidas y nos llevan a realizar acciones, aún en contra de nuestra voluntad consciente. Esto es así tanto en la vida social como así también en la orgánica; si una mala noticia nos produce un alto impacto, nos baja la presión de golpe. Si nos enojamos sobre manera con una situación, nos sube la presión de golpe. Si vivimos angustiados, tenemos problemas estomacales. Si estamos con estrés permanente sufrimos jaquecas y contracturas que, en algunos casos, impiden movilizarnos. Podríamos seguir con una gran lista de cosas que ejemplifica la relación entre las emociones (que no podemos dejar de sentir) y nuestro organismo.
Lo anterior también es evidente en nuestra vida social. Nos relacionamos con personas que nos hacen daño y repetimos el patrón. No podemos superar ciertos miedos aún cuando, desde lo racional, sabemos que es irracional el sentir miedo por una situación específica (pero no podemos dejar de sentir el miedo). En definitiva, la razón nos dice cómo son las cosas y cómo funcionan, pero… No podemos dejar de sentir y, aún más, eso que sentimos condiciona nuestra conducta y repercute en nuestro organismo. Entonces, encontrar herramientas para gestionar las emociones, se hace sumamente relevante para tener una vida psíquicamente saludable. Aquí, el Stand Up Terapia viene a brindar ayuda al respecto.
Es bastante conocida la relación entre las actividades artísticas y la psicología. El arte como forma de expresar aquello que no puedo expresar de otra forma, independientemente de la dimensión o expresión artística de la cual hablemos. El arte es una forma de expresión y en nuestras expresiones artísticas está implicado todo nuestro ser: cuerpo y psiquis. En el plano de la psiquis se implica tanto aquello que es consciente como también aquello que es inconsciente y así, el arte, nos sirve para entendernos mejor a nosotros mismos, para descubrir importantes cuestiones que no sabíamos y que explican nuestra conducta, nuestras emociones, nuestros resultados. En este punto, el Stand Up Terapia resulta una interesante herramienta para la auto indagación personal con un fin último que es artístico y que funciona como motivación adicional o principal, según sea el caso.
Ahora bien, es preciso aclarar lo obvio. El Stand Up no es una terapia. Si fuese una terapia no le agregaríamos la palabra “terapia” adelante. Sería como decir “voy a hacer una terapia terapéutica”. Así de ridículo sonaría y así de ridículo suena cuando alguien grita enojado “!El Stand Up no es una terapia!”. Bueno, con el mismo énfasis, respondemos; ¡Claro que no lo es! Por eso es que le agregamos la palabra “terapia” adelante porque el Stand Up no es una terapia en sí misma. Sino que nuestro enfoque, novedoso, comunitario, abierto a la diversidad en todos sus sentidos, no competitivo, emotivo y divertido a la vez, absolutamente innovador y único en su forma y ejercicio; es lo terapéutico. También por este último motivo es preciso aclarar que el Stand Up Terapia no pretende reemplazar a ningún terapeuta. Por el contrario, se trata de una actividad que se complementa perfectamente con cualquier otro tipo de terapia tradicional, como quien hace boxeo con fines terapéuticos y no con el objetivo de ser boxeador profesional.